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lunes, 27 de mayo de 2013

¿Estamos los periodistas en extinción?



Protesta contra la dictadura norieguista. Foto tomada de El Siglo-La Estrella


A finales de los 80, cuando en Panamá la dictadura norieguista ya no tenía que esforzarse para ser odiada por la mayoría de la población y los medios de comunicación social que se le oponían habían sido cerrados, algo especial ocurrió en cuanto a comunicación. Todos los ciudadanos (y en especial políticos y los militantes civilistas) tenían que conectarse de alguna manera e informarse de lo que hacía el régimen.
 A la vez, con las garantías democráticas suspendidas, anónimamente los promotores de la llamada Cruzada Civilista tenían que acordar las fechas y horarios de sus protestas “pito, paila, pañuelos” y, correr la voz, para sumar multitudes. 

Para esos días, con el llamado cuarto poder censurado, el internet y el celular estaban a décadas de apoderarse de los bolsillos del panameño/a. ¿Entonces cómo hicieron? El área bancaria, principalmente en la Calle 50 y Vía España, era el epicentro de estas protestas blancas: Pañuelos y royos de papel higiénico desplegados como serpentinas desde edificios de bancos y empresas. 
Así, entre pitos y tocar de pailas al unísono, todo ocurría siempre puntualmente.
Los banqueros, empresarios y oficinistas tenían un aparato que escapaba de la censura: El fax (facsímil), el cual permite la transmisión telefónica de texto e imágenes a otro número conectado a una impresora y viceversa. Incluso hoy día, tras la incursión del internet y otros avances, es muy utilizado por empresas y entidades que requieren confidencialidad de sus documentos, debido a que es menos vulnerable a ser interceptado.
Al leer el planteamiento de IgnacioRamonet, director de "Le Monde Diplomatique", quien frente a los cambios de la revolución digital indica que “los periodistas están en vías de extinción”, me doy cuenta que tiene mucho de cierto. Solo tenemos que imaginarnos el escenario con el que inicio este breve artículo, como si ocurriera hoy, y podemos entender nuestra realidad como periodistas sin caer en pesimismos.
Si el fax pudo conectar, comunicar e informar, quien podría negar que en la actualidad el internet, las tablets, las redes sociales y celulares no son un nuevo poder en manos de los ciudadanos. Y miremos con detenimiento que Ramonet se refiere a la extinción de los periodistas, no tanto de los medios: Diarios, televisoras, emisoras, los cuales (sin intermediario-periodista) fácilmente parecen suscribirse a la sutil dictadura de la inmediatez (información instantánea), a bien de lograr su principal objetivo, el económico.
Pero, como dice Ramonet, lo instantáneo y la falta de intermediario, supone grandes riesgos. Por eso considero que, ante tanta información desordenada, las sociedades necesitarán siempre hacer pausa, reflexionar y analizar lo que ocurre. 

Considero que hay esperanza para el periodismo serio, confiable, profundo, analítico. Dependerá de que cada periodista esté consciente del fenómeno que enfrentamos y fortalezcamos los géneros periodísticos en esta era digital para hacer la diferencia ante tanta información.

Si bien la ciudadanía puede, en cualquier parte, postear sus quejas, comentarios y sugerencias de forma casi directa a una autoridad X, aún somos nosotros los periodistas quienes hacemos investigación, y portamos la credencial para cuestionar, por ejemplo, cara a cara, a un presidente. 
La clave está en prepararnos y adaptar el potencial de los géneros a los formatos multimedias.

Mira la presentación especial de este artículo: ¿Estamos los periodistas en extinción?

Lea aquí los planteamientos completos de Ignacio Ramonet: El Periodismo del Nuevo Siglo.

"El periodismo no es para señoritingos": Les comparto también esta entrevista reciente al maestro del FNPI, Miguel Ángel Bastenier.

viernes, 17 de mayo de 2013

Modos de ser de la mayoría de panameños


Una señora lee temprano un diario en la estación de gasolina de La Cresta, centro capitalino. Foto Laggon19/mayo 2013.
En Panamá se sabe que la cultura es diversa debido a la influencia autóctona y del exterior que data desde la época colonial, pasando por lo que dejaron los españoles al conquistar el territorio, en contra de la voluntad indígena, las costumbres de los africanos traídos por los colonizadores, los chinos que llegaron durante la construcción del Canal, los estadounidenses y posteriormente grupos árabes e hindú, entre otros.
Tomando en cuenta esta variedad de razas y costumbres, es importante considerar algunos ejemplos del comportamientos no adecuados del panameño/a que sería bueno empezar a cambiar:
  • Es dado al oportunismo (todos le llaman 'juega vivo'). Por ejemplo: Evita hacer filas en cualquier parte, no quiere ser el último; le cuesta esperar, aún si fue quien llegó tarde. El panameño que conduce un taxi acostumbra a decir 'no voy' a los nacionales que viajan lejos o a donde no le conviene, pero si es un turista lo lleva al fin del mundo y le exgera las tarifas. Si es funcionario público, cierra ventanilla de pagos 15 minutos  antes de su salida, en el mejor de los casos, y en el peor, 30 minutos antes. En los estacionamientos, el 'bien cuidao' de los indigentes y desempleados es obligatorio y también es objeto de aumentos.
  • En cuanto a sus finanzas, el panameño pide prestado para gastar. Ahorrar de su sueldo, así sea un dólar cada vez que cobra, no es su meta.
  • Juega lotería religiosamente y muchos en los casinos, aunque nunca ganen nada. Y si ganan, igual vuelven a apostarlo para perder.
  • No es necesario ser pudiente para gastar ostentosamente (hasta lo que no tiene) para aparentar y lograr aceptación.
  • Cree en las ofertas, sin leer los contratos de crédito al detalle, y mucho menos las letras pequeñas.
  • La puntualidad es poco valiosa, por lo que planificar le cuesta trabajo.
  • Busca tener primero el último modelo de auto o vivir en una residencial, en vez de invertir primero en un negocio que le de para lo anterior.
  • No se siente ni español, ni indígena, ni mestizo, ni anglosajón, pero le gusta seguir la moda que ve en la publicidad. 
  • Es común que porte dos celulares de lujo y varias facturas por pagar en la cartera. 
  • Toma en cuenta más el valor del puesto que el valor de la persona que lo ocupa.
     En lo religioso, cree fielmente en Dios, pero quizás no ayude a su prójimo. De hecho, es Dios quien tiene que resolverle a él y a los demás. 
    Y en lo político, si es el candidato, suele hacer promesas así sean imposibles. Si es el elector, puede darle el voto al candidato que le prometió un trabajo, y si no, entonces vota por cualquiera, aunque el país siga con los mismos problemas.
    El panameño/a siempre guarda la esperanza de un mejor mañana a pesar de los problemas y dificultades. Foto Laggon19
     

martes, 14 de mayo de 2013

El reto del periodismo en la sociedad de la información

Juan Equis, empresario exitoso que desayuna en Madrid y por la tarde se encuentra en Londres para una reunión de negocios, no tiene problemas para informarse. Al día siguiente puede encuentrarse en el aeropuerto de Atlanta, Estados Unidos para otro proyecto y en la espera de su vuelo, como todos los días, antes de empezar su faena, al mediodía, tarde o noche, lee el diario El Mundo y El País, el The New York Times o el The Washington Post.
Juan pasa delicadamente con la punta de su dedo índice las páginas para enterarse de todo. Pero ya no son páginas de papel periódico como antes, sino las páginas digitales que fielmente simula su tableta computarizada que lo conecta en cualquier parte de la esfera mundial donde esté. En su celular recibe las alertas y síntesis de los hechos que le interesan.
De esta manera tiene a la mano no solo información escrita, imágenes y comentarios, también accede a vídeos de eventos, a infografías animadas del último gol glorioso del Real o de cómo ocurrió la última masacre escolar en EEUU y hasta puede agregar su propio comentario para que otros lectores conozcan su opinión. Si a Juan no le es suficiente, puede también entrar directo desde su tablet a CNN o a alguna cadena de noticias de Japón.
Este es el periodismo de hoy. Su mayor mayor reto es estar a la mano de la audiencia en cualquier parte del mundo que ésta se encuentre y a la vez mantenerse con información veraz ante la abundacia de material informativo instantáneo, lo cual ya no es único de la radio y la televisión, e incluso de los diarios digitales en internet, sino también de las redes sociales y portales digitales en las que interactúan los propios ciudadanos.
“Ahora, tener una gran red social no es condición que por sí misma te haga periodista o profesional de la comunicación, porque a ello se suman otros requisitos, cuya base es una ética que deslinde de cualquier injerencia política o económica”, escribe Andreu Casero, titular del departamento de Ciencias de la Comunicación de la Universitat Jaume I, con motivo del foro en España: Los retos del periodismo del siglo XXI.
Desde su óptica, Casero indica que “al final de este evento se dio una conclusión: sólo quedarán dos clases de periodismo, el de la inmediatez y el de la reflexión. El que compite contra el tiempo y el que se hace su aliado para propiciar espacios que permitan que los lectores además de informarse, encuentren nuevas formas de participar en la vida pública, generar debates en torno a temas trascendentes para el bien común”.
No obstante, el observatorio de medios Fucatel cita en su portal que recientemente en Perú se realizó el evento Café&Periodismo – Un evento mensual abierto a todo el que crea que tiene algo que decir en el panorama cambiante de los medios, así como debatir hacia dónde avanzan sus profesionales, en el cual convocó a un grupo de profesionales de la prensa a debatir sobre los desafíos del periodismo actual–. En esta actividad se concluyó que los desafíos del periodismo actual son: Superar el discurso basado en la tecnología de información, ir más allá de los modelos de negocio, recuperar los fundamentos del periodismo, retomar las funciones del periodista, evaluar si los medios de comunicación nuevos son realmente sólidos, diferenciar unos medios de otros y tener mucho cuidado con la inmediatez.
De manera sencilla, los medios de comunicación social tienen que adecuar sus plataformas informativas a la inmediatez y a la vez diferenciarse de la “mucha información” con la imparcialidad y credibilidad de sus contenidos editoriales. Al mismo tiempo tienen aún como desafío ir más allá con la reflexión de los hechos para el discernimiento de la audiencia. Una audiencia que cada día está más conectada a la tecnología y que depende de la tecnología como si fuese un cordón umbilical. Esos niños y jóvenes que nacieron y crecieron en la revolución digital. Una audiencia que ya no está en un solo país, sino en un mundo sin fronteras donde la información está disponible a todas horas. De hecho, hasta éste mismo artículo se nutre de conclusiones y opiniones surgidas, en los últimos años, en otros países en torno a los retos del periodismo ante la sociedad de la información.
Da un vistazo a este fotoreportaje sobre los Medios de Comunicación Social en Panamá
Visita mi página de arte y da un me gusta a Laggon19 Gallery Panama

lunes, 6 de mayo de 2013

Retrospectiva de las nuevas tecnologías en los medios panameños II


 



Poco después, en 1998, empezarían a verse los primeros celulares en las manos de empresarios, ejecutivos y algunos periodistas. Éstos se posicionaron rápidamente en el mercado panameño y se hicieron más necesarios en la vida y faena de cualquier persona, el preámbulo de una batalla entre empresas por ganar la mayor cantidad de clientes.

En estos años, diarios nacionales como Panamá América y La Prensa ensayaban versiones digitales de sus ediciones diarias en la web. Enfrentaban, por ejemplo, problemas de diseño para las notas y de mejor tamaño para las fotos, las cuales solían ser muy pequeñas debido al peso que significaban electrónicamente.

En lo que respecta a información y bibliografía sobre la novedad del internet en Panamá y el mundo, igualmente había dificultades.

En 1999 yo terminaba mi tesis de Periodismo, La versión en Internet del diario Panamá América: El periódico del futuro1, y precisamente era un reto lograr material académico para sustentarla. Salvo algunas revistas especializadas que rebusqué en las bibliotecas de la Universidad Tecnológica, donde por suerte laboraba, y algunos libros – más que todo técnicos – era escasa la bibliografía existente y tuve que apoyarme con algunos libros que traje de Valencia, España, donde hice estudios como becario de intercambio.

No obstante, a principios del año 2000, las salas de redacción panameñas, no solo estaban totalmente computarizadas, con alguna que otra Olimpia arrumbada en una esquina que a veces utilizaba algún veterano resistiendo el tiempo, sino que también agregaron la conexión a internet, al servicio de los periodistas.

Pronto los correos electrónicos personales tomarían lugar debajo de los nombres de los periodistas en las noticias, a bien de recibir mensajería directa de los lectores.

La revolución digital en los medios de comunicación social ya no era cosa del futuro.

Inclusive, en pocos años la popularidad de algunas redes sociales y lo que en ella se postea, como es el caso de comentarios de autoridades gubernamentales, religiosas o figuras políticas, ha tomado espacio significativo en las páginas de los diarios, revistas, segmentos en la televisión y en las emisoras radiales.

Ahora los propios ciudadanos igualmente participan de manera directa a través de estas redes, interactuando a favor o en contra de lo que ocurre local e internacionalmente, algo que desde el inicio del periodismo solo era posible mediante el envío de cartas postales que no tenían como garantía una respuesta del periodista –y menos que fuera publicada–, tampoco de la autoridad o de figuras públicas, según el caso.
1 González González, Luis Alberto, El diario Panamá América en su versión electrónica en la internet: El periódico del futuro. Panamá, Universidad de Panamá, Facultad de Comunicación Social-Periodismo, 1999, trabajo de grado.